John Kenneth Gibson
El Buen Pastor, Durham NC
12 de julio 2015
Leccionario Año B Propio 10, 2 Samuel 6:1-5, 12b-19
Mi esposa y yo ingresamos en un
gimnasio diferente hace cuatro meses.
Habíamos sido miembros de otro gimnasio por muchos años. Decidimos cambiar a otro menos costoso y más
cerca a nuestra casa. En el gimnasio
nuevo más que en el anterior, hay grandes mujeres y hombres que son físico-culturistas. Admiro a ellos. Trabajan mucho para lograr y mantener una
gran forma y son fuertes. Yo levanto
pesas también. Yo sé. Ustedes están pensando, “¡Obvio! ¡Qué forma!”
De veras yo sé que es obvio que no levanto pesas como ellos lo hacen.
Aunque todos
en los Estados Unidos no admiran a los físico-culturistas, en general admiramos
el poder y queremos tenerlo. La fuente del
poder para nosotros es el dinero o el puesto o la arma. Aunque es la verdad que ellos nos dan poder,
la biblia nos muestra la fuente del poder verdadero y nos dice como nosotros
podemos tenerlo.
La
primera lectura de Samuel da cuenta del tiempo cuando David tomó el poder y se
hizo el rey de Israel. Llevó el arca de
Dios a Jerusalén. El rey David bailaba
en frente del arca para celebrar su venida al capital del país. El llegado del arca era un gran evento porque
el arca era el centro de la vida del pueblo.
Contenía dos tabletas con los diez mandamientos de dios. Significa el testamento entre Dios y su
pueblo.
Los hebreos
creían que el arca era la manifestación física de Dios en la tierra. Dios hablaba a Moisés del arca. Moisés tenía que esconder su cara después de
su conversación porque se brillaba. Aunque
los hebreos no construyeron imágenes de Dios, pensaban que el arca era la
fuente del poder divino. Creían que
tenía el poder dar la vida y tomar la vida.
La
historia de su venida a Jerusalén nos lo revela. Esta parte los redactores de nuestras lecturas
omitió. Cuando David ordenó que el arca
se mudó a su ciudad, los bueyes tropezaron durante el viaje y Uzá puso su mano
al arca para sostenerlo. La biblia dice
que el poder de Dios se volvió contra él y quitó su vida. David tenía miedo y envió el arca a la casa
de Obed-edom. El Señor bendijo a él y a
su familia. Cuando el rey David lo supo,
lo mudó a Jerusalén.
La historia
nos dice que Dios tiene el poder dar y tomar la vida. No podemos explicarla por completo. Para nosotros, no parece justo que Uzá murió. Pero para las personas antiguas, Dios era
poderoso y completamente diferente de nuestros seres humanos. Cuando Moisés quería ver a dios cara a cara, Dios
le dijo que no podía hacerlo y vivir (Éxodo 33:20). Si Dios tiene el poder para destruir, tiene
el poder para crear.
La
biblia dice que Dios bendijo a Obed-edom y a su familia. David decidió llevar el arca a Jerusalén
después de tres meses cuando escuchó de la bendición a la familia de
Obed-edom. La biblia nos da otros ejemplos
del poder de Dios para dar la vida. Dios
creó el universo y levantó a Jesús de la muerte a la vida eterna. De hecho, reconocemos el poder de dios cada
vez cuando rezamos en el padre nuestro, “tuyo es el poder”. La fuente del poder verdadero es dios. Dios tiene el poder supremo.
Por
eso, si queremos el poder verdadero, tenemos que recurrir a dios, porque
solamente en Dios podemos encontrarlo. Dios
nos da muchas maneras recibir su poder.
Podemos
recibirlo en el sacramento, en el cuerpo y la sangre de Jesús. Jesús dice en el evangelio de Juan, “Les
aseguro que si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre,
no tendrán vida. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo
lo resucitaré en el día último.” (Juan 6:53 – 55).
También
recibimos el poder de dios cuando oramos.
Santiago dice, “La oración fervorosa del justo tiene mucho poder”
(Santiago 5:16). Semejante, el salmista
dice, “Cuando te llamé, me respondiste, y aumentaste mis fuerzas” (Salmo
138:5).
La
biblia nos ofrece el poder de Dios también.
San Pablo dice en su carta a los corintios, “El mensaje de la muerte de
Cristo en la cruz parece una tontería a los que van a la perdición; pero este
mensaje es poder de Dios para los que vamos a la salvación” (1 corintios
1:18). Aunque hay mucho poder en nuestra
fe por los sacramentos, la oración, la biblia y más, San Pablo nos revela el
punto que el mundo no vale la pena de la fe.
Hoy
en día hay personas llamadas los nuevos ateos que desprecian la cristiandad. Ellos dicen que es una tontería. Ellos argumentan de la ciencia que no hay
ningún dios. Aunque su argumento es
diferente del tiempo bíblico, su punto es lo mismo. “La cruz parece una
tontería.” Y nuestra respuesta también
es la misma. “Este mensaje es poder de
Dios”. Encontramos el poder duradero en
la cruz de Jesús. El poder divino se
reveló en la debilidad de la cruz. La
cruz significa el poder mundial. Este
poder parecía superar cuando Cristo murió, pero en este momento el poder de Dios
triunfó porque después de tres días Jesús se resucitó de la muerte a la vida
eterna.
Recientemente
había un hecho horrible cuando Dylann Roof asesinó nueve personas en un templo en
Charleston. Roof odiaba a los afroamericanos,
a los hispanos y a los judíos. Quería
comenzar una guerra de las razas para exterminar las personas de color. Se sacó un autofoto con la bandera de los
estados confederados. Sin embargo, su
hecho terrible logró la eliminación de la bandera del capital de carolina del
sur y de muchas tiendas en los estados unidos.
Sus planes se rechazaron. Ahora
es un prisionero en la cárcel. El poder
del arma se cayó en frente de Dios.
Aunque frecuentemente
el triunfo de Dios no es tan rápido, lo mismo destino espera a todos que
desafía a Dios. Los romanos antiguos que
mataron los cristianos en el coliseo y los soviéticos que cerraron los templos
y persiguieron la fe finalmente cayeron.
El poder verdadero y duradero ultimadamente
es de Dios único.
Si
quiere el poder, puede encontrarlo en las armas, el dinero, lo puesto o en el
cuerpo fuerte, pero si quiere el poder verdadero, duradero y supremo, tiene que
recurrir a dios, la fuente del poder.
Imagina si el
mundo daría vueltas a dios para encontrar su poder. Tendríamos un mundo de paz, amor y harmonía
porque no querríamos agarrar el poder sobre otras personas por métodos
violentos pero conocemos el poder verdadero en nuestro cuerpo propio.
Esta semana,
te animo orar diariamente y ver el poder divino en tu vida. En dios único encontramos el poder verdadero.
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