John Kenneth Gibson
El Buen Pastor, Durham NC
8 de agosto 2015
Leccionario Año B, Propio 14, 2 Samuel 18:5-9, 15, 31-33, Efesios 4:25-5:2
Soy el segundo
de tres hijos de mis padres, May y Tom.
Mi madre tenía 84 años cuando murió en 2008 y mi padre 90 cuando él
murió en el año pasado.
Mis padres
eran buenas personas y buenos padres.
Amaban, cuidaban, protegían y mantenían a mis hermanos y a mí. Doy muchas gracias a Dios por ellos. No obstante, como todos, ellos tenían sus
imperfecciones y problemas en su relación.
Mi padre tuvo mal
genio. A un momento, se puso hecho a una
furia. Por eso, teníamos que ser
cuidadosos en extremo. Mi madre frecuentemente
hablaba mal de mi padre atrás de su espalda.
Ella no pensaba nada de eso, pero me dolía escuchar sus palabras
negativas de mi papi.
La verdad es
que mi familia de origen era un poco disfuncional. ¡No por completo! Mis padres hicieron buenos en sus vidas. Eran personas de fe y exitosas en muchos
aspectos de sus vidas.
Me imagino que
usted también ha experimentado disfunción en su familia de origen, familia
actual o familias de amigos. Una amiga
de mi esposa y yo recientemente nos pidió orar por la familia de su hermano que
es muy disfuncional.
La primera
lectura nos muestra una familia muy disfuncional. El contexto de la lectura es la guerra civil
en el reino de rey David. David creció
en una familia disfuncional según Rabí David Wolpe[1]. En un
discurso, que yo vi esta semana, Wolpe dijo que la familia de origen de David
era tan disfuncional que Jesé, el padre de David, no lo recordó cuando el
profeta Samuel la visito. Era el
equivalente de olvidar un hijo cuando el presidente de los Estados Unidos
visita.
Si la familia
de origen de David era disfuncional, su familia era más. Amnón, el primer hijo de David, amaba a su
media hermana la hermosura Tamar. Sin
embargo, ella rechazó sus avances. Por
eso, Amnón consiguió con artimañas que Tamar entrara en su habitación donde la
violó y entonces la dejó desgraciada. David,
cuando lo supo, no hizo nada. De hecho,
trató de encubrirlo. David ignoró el mal
comportamiento de sus hijos. Absalón,
hermano de Tamar, tomó su hermana en su casa y conspiró su vergüenza.
Hace dos años,
Absalón tuvo una fiesta con sus hermanos en su casa afuera Jerusalén. En frente de todos, sus criados asesinaron a Amnón. David lo ignoró, solamente rechazó ver Absalón
por cinco años pero no hizo nada para castigarlo. Absalón conspiró para destronar su padre y
lanzó al país en una guerra civil sangrienta.
Aunque David apenas había
escapado con su vida, David solamente tenía una preocupación: el destino de Absalón.
La historia de
David nos revela el papel central de esconder e ignorar en disfunción familiar. David ignoró o encubrió las disfunciones de
su familia. Si una parte esencial del
problema es el oscuro, la respuesta es la luz.
Jesús dice en su evangelio, “cuando la luz vino al mundo prefirieron la
oscuridad a la luz. Todos los que hacen
lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que
están haciendo. Pero los que viven de acuerdo con la verdad, se acercan a la
luz para que se vea que todo lo hacen de acuerdo con la voluntad de Dios” (Juan
3:19-21).
El primer paso
reparar la disfunción familiar es orar, es llevar la situación a la luz de
Dios, porque el malo la odia. Es
importante saber que la raíz de disfunción está en las personalidades de los
miembros de las familias y las generaciones.
El libro de Números en el antiguo testamento dice que los pecados de los
padres visitan a la segunda, tercera y cuatro generación (14:18). Por eso, cualquier disfunción requiere mucha
oración por mucho tiempo.
El segundo
paso es hablar con otros miembros de la familia. La lectura de Efesios hoy dice, “diga cada
uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo” (4:25).
No obstante, si la disfunción es el
abuso físico o sexual, es esencial decirlo a un querido amigo, a sacerdote, o a
psicólogo para recibir apoyo y dirección.
Si un niño se abusa, por favor llame al departamento de servicios
sociales de Durham inmediatamente.
El obstáculo
principal hablar de sus problemas es el miedo según el psiquiatra David M.
Allen.[2] Las personas temen un ataque verbal o físico,
si dice de lo que piensa, pero asimismo temen hacer daño a los sentimientos de
otros familiares. El más importante es
discutir el problema con calma, quedar en el sujeto, evitar atacar y
defenderse. Efesios otra vez dice, “No
digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y
traigan beneficios a quienes las escuchen” (4:29) .El asunto es el comportamiento en lugar de
las personas.
La psicóloga Elvira
Aletta dice que la familia funcional tiene un sentido de respeto y seguridad
para todos en la familia.[3]
De igual modo, en la Biblia, 1 Pedro
dice, “Den a todos el debido respeto” (2:17).
Jesús dice, “hagan ustedes con los demás como quieran que los demás
hagan con ustedes” (Mateo 7:12).
Cuando usted
dice de lo que piensa, normalmente hay resistencia. Los psicólogos Barret y Topper dicen que hay
cuatro etapas de resistencia: 1) la negación de los hecho (No pasó nada), 2) la
negación de la consciencia (No lo sabía), 3) la negación de la responsabilidad
(¡Era su culpa!) y 4) la negación del impacto (No significa nada).[4] Es esencial perdurar con calma y con mucha
oración y con el apoyo de los otros para eliminar la disfunción.
El domingo mi
esposa y yo celebramos trece años del matrimonio. Doy muchas gracias por nuestra relación que
ha mejorada mi vida inmensamente. A
pesar de todo, nuestro matrimonio no es perfecto. Nuestras finanzas eran problemas de muchos
años. Gastamos demasiado. Lo discutimos poco. Cuando hicimos, argumentamos. “No haces dinero suficiente.” “¡Estas demandante!” “Compras demasiado libros y asistes a
demasiados clases.” Era un círculo
vicioso.
Hace dos o
tres meses, mi esposa y yo asistimos a clase finanza de Dave Ramsey. Existe en Español también con Andres Gutierrez. Ramsey y Gutierrez son cristianos y expertos
en finanzas personales. La clase cambió
nuestras vidas. Ahora, al principio de
cada mes, escribimos un presupuesto. Ahora, discutimos en lugar de luchamos o
ignoramos nuestras finanzas. Ahora, estamos
más cercanas como pareja. Obvio nuestra
relación todavía es imperfecta, pero es mejor debido a la luz de Cristo.
Imagine, si
cada persona en Durham lleva la luz de Cristo a la oscuridad de sus
relaciones Imagine la diferencia en sus
familias. Imagine la diferencia en
nuestra comunidad.
Esta semana,
si hay alguna disfunción en su familia, tome el primer paso, lleve la situación
a Dios y pide la dirección de Jesús. Cuando
la luz de Cristo empieza brillar, el oscuro empieza retirarse.
[1] David Wolpe, “David: The
Divided Heart,” Herman P. and Sophia Taubman Endowed Symposia in Jewish Studies,
uctv: University of California Television, 23 de marzo 2015, http://www.uctv.tv/shows/David-The-Divided-Heart-29249.
[2] David M. Allen, “How to Talk
to Relatives about Family Dysfunction: Recalcitrant relatives have ways to
derail constructive family problem solving,” 28 de septiembre 2012, https://www.psychologytoday.com/blog/matter-personality/201209/how-talk-relatives-about-family-dysfunction.
[3] Elvira G. Aletta, “What Makes
a Family Functional vs Dysfunctional?” PsychCentral, 15 de
deciembre 2009, http://psychcentral.com/blog/archives/2009/12/15/what-makes-a-family-functional-vs-dysfunctional/.
[4] M.J. Barrett y T. Trepper, "Unmasking
the Incestuous Family: Understanding the Logic of Denial", The Family Therapy Networker, May/June
1992 citado por David M. Allen, “Hitting Denial on the Head,” Psychology Today,
19 de mayo 2013, https://www.psychologytoday.com/blog/matter-personality/201305/hitting-denial-the-head.
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