Monday, August 24, 2015

Sueño roto, sueño realizado



John Kenneth Gibson
El Buen Pastor, Durham NC
19 de julio 2015
Leccionario Año B, Propio 11, 2 Samuel 7:1-14ª

Cuando estaba estudiante en la escuela de posgrado tenía una novia.  Ella era guapa, inteligente y amable.  Era una estudiante en un programa de doctorado.  También manejaba un buen coche y tenía su propio departamento.  ¡Chévere a un chico!  En el día que planeaba de pedir que se case conmigo, ella rompió nuestra relación.  Me sentía asolado.  No podía dormir.  Era como si alguien arrancó mi corazón.  Trate de repararnos.  Al tiempo escuche que si quiere algo, era necesario visualizarlo.  Por eso, visualicé nuestra vida junta en una buena casa.  La casa no era tan fina o grande pero sería nuestro hogar.   Nosotros reunimos dos veces solamente para rompernos cada vez.  A pesar de mis visualizaciones y mis oraciones, me rechazó.  Era una machina de picar carne de mis emociones.  Mi sueño parecía destruido.

                A un momento u otro todos caminan el bulevar de los sueños rotos, como lo llama el poeta Joaquín Sabina, los sueños rotos de amor, de familia, de carrera, de trabajo o cualquiera.  Sin embargo, nuestra fe nos muestra que en dios un sueño roto puede hacerse una realidad mucha mejor que podemos imaginar.

                En la primera lectura, David quería construir un templo para Dios.  Había instalado como el rey y vivía en un palacio mientras el arca de dios tenía una carpa.  Sin embargo, Dios lo rechazo diciendo, “yo estableceré a uno de tus descendientes y lo confirmaré en el reino.  Él me construirá un templo, y yo afirmaré su reino para siempre.  Yo le seré un padre, y él me será un hijo.”  Después de la muerte de David, su hijo Solomon construyó el templo de dios.  Su templo estaba parado por cuatro siglos hasta 588 a.C. cuando los babilónicos conquistaron a Jerusalén, lo destruyeron y sacó la gente a babilonia en exilio.  Cuando los judíos regresaron en 515 a.C., reconstruyeron el templo, llamado el segundo templo.  Jesús lo visitó durante su vida.  Él dijo del templo, “Yo voy a destruir este templo que hicieron los hombres, y en tres días levantaré otro no hecho por los hombres” (Marcos 14:58).  El segundo templo se quemó por los romanos en 70 d.C.

                Ultimadamente, la palabra de dios no se cumplió con el templo de Solomon o el segundo templo pero con Jesús, el hijo de Dios, y su templo eterno, el cuerpo del Cristo.  San Pedro dice en su primera carta, “Dios hará de ustedes, como de piedras vivas, un templo espiritual” (1 Pedro 2:5).  El profesor de la biblia Ralph Klein dice en un comentario de la primera lectura de hoy, “El nuevo testamento y nosotros cristianos modernos proclaman Jesús como el cumplimiento de la esperanza mesiánica.  Pero el cumplimiento de las promesas de Dios a menudo es mejor que las promesas propias originales”.[1]

Recuerde la lectura 1 Samuel 4, que escuchamos 8 de junio, cuando los ancianos hebreos pidieron a Samuel nombrar el primer rey.  Dios respondió que los reyes abusarán su poder pero el pueblo insistió.  Como nuestro Señor predicó, la historia de los reyes de Judea e Israel era una de avaricia, matanza e idolatría.   Pero, finalmente, recibimos un rey justo y eterno en Jesucristo.  El Cristo fundó su templo en la cruz por su cuerpo y su sangre y lo construyó en sus feligreses.

Hoy en día el templo de dios existe en el mundo entero.   Su templo está aquí en el edificio del Buen Pastor pero asimismo en nosotros que creemos en Jesús.  Como profesor Klein dijo, el cumplimiento de la promesa divina a David es mejor que podía ser imaginado a su tiempo.

                Yo creo que lo hemos experimentado en nuestras vidas.  En 1996, conocí mi mujer en la iglesia de San Pablo.  Aunque no lo sabía al tiempo, encontré mi compañera de la vida, como dice Génesis.  Nos casamos 2 agosto de 2002, hace 13 años.  Nosotros vivimos juntos en una casa que no es tan grande o fina pero es buena y es nuestro hogar.  Quizás sea sentimental decir, pero ella es mi alma gemela.  No podía imaginarla cuando salí con la otra mujer.

                Ahora es un tiempo de transición en la vida del Buen Pastor.  Un tiempo de transición es una oportunidad tiempo para soñar.  ¿Qué es su sueño por su iglesia?  Dos sueños son obvios para mí.  Ustedes quieren un mejor edificio y lo mejoran.  Hay un nuevo muro pequeño alrededor el barco, un nuevo techo, mejores baños y un templo limpiado.  También, ustedes quieren un nuevo sacerdote.  Otra vez trabajan para lograr su meta.  Sus líderes han hablado con la diócesis y han entrevistado los candidatos.  Aun así, ¿qué es su sueño?  Ustedes me preguntarían, ¿no es suficiente?  Claro es mucho trabajo renovar el templo y encontrar otro padre.  Pero, ellos son plazo corto.  ¿Qué es su gran visión?  O ¿quisieran realizar por Dios?

    Podemos preguntarnos la misma pregunta.  ¿Qué quisiera hacer por Dios?  El rey David quería construir un templo.  El Señor lo rechazó, pero hizo algo más que alguien podía creer posible.  Piense en la diferencia que la fe cristiana ha hecho en el mundo.  Es la verdad que han sido personas que han abusado la fe pero la cristiandad ha hecho mucho más positivo que negativo en las vidas de los creyentes y en el mundo.

                ¿Qué quisiera hacer por Dios?  Cada persona tiene un propuesto importante en el plan de Dios.  Cada persona tiene dones de Dios.  Imagine si cada persona aquí los usaría en servicio de Dios.  Piense si todos ofrezcan hacer algo por Dios.  El rey David ofreció construir un templo y Dios tomó su deseo y dio su hijo propio ser el rey para regir para siempre sentado en un templo qué no tiene límites.   El arzobispo Desmond Tuto dice, "Por sí mismo, Dios no lo hará. Por nosotros mismos, no podemos. Pero junto con Dios, podemos".  Cuando ofrecemos realizar algo por Dios, Dios puede efectuar cosas increíbles.  Imagine la diferencia en el mundo si lo hacemos. 

                 Esta semana tome tiempo para considerar que puede lograr por Dios.  Ofrezca hacer cualquiera quisiera.   Ore que Dios lo cumplirá.  Nadie sabe cómo o cuando el Señor lo haya, pero sabemos que hará algo increíble cuando damos nuestros deseos a Dios.


[1] “The New Testament and we contemporary Christians proclaim Jesus as the fulfillment of the messianic hope. But the fulfillments of God’s promises are often better than the original promises themselves.”  Ralph W. Klein, “Commentary on 2 Samuel 7:1-14a”, Working Preacher, July 19, 2015, https://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=2528.

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